Llegue de un planeta extraño con el objetivo de cumplir una misión que apenas si recordaba, lo primero que encontré fue a esta gran cantidad de simios peludos, curiosos, tímidos y primarios.
Los adiestre porque sentí lastima de ellos al verlos viviendo entre la porquería y la inmundicia; se me antojaban seres inferiores. Tuve ganas de enseñarles sobre el “bien” y el “mal”, lo “civilizado” y lo “incivilizado”, la “verdad” y la “mentira”. Yo los hice lo que son.
Estos simios me hacían sentir superior, distinto y tome conciencia de que no era de su misma especie, quizá por eso me veneraban, me hacían altares y templos además de rendirme culto. Fui yo el primero que los colonizo, luego ellos harían lo mismo unos contra los otros
Les enseñe lo que era el ego y el orgullo, como se convirtieron en seres gregarios fue fácil aislarlos en grupos parecidos a las manadas, invente fronteras para las tierras que habitaban y así logré que quisieran diferenciarse de aquellos que no estaban en sus fronteras.
Al fin entendieron lo que era “civilización” y surgieron entonces los Asirios, Babilónicos, Persas, Egipcios, Griegos, Romanos, Franceses, e Ingleses. También los eduque en las artes para que pudieran sentirse creadores de una manera tan irónicamente deliciosa que resultaron bien adoctrinados para definir lo que es “bello” y lo que no. Ese fue el primero de los prejuicios que les metí en la cabeza.
Vinieron entonces las enseñanzas sobre la guerra, así podrían definir un enemigo a conveniencia y ultrajarlo, pisotearlo y conquistarlo, había recordado que mi misión era verlos destruirse y devorarse entre ellos como si fueran chacales, siglo tras siglo.
Esos instintos primitivos que yo mismo les hice olvidad cuando eran simios manipulables son los mismos que acabaron conmigo; el que un día fue su dios.
Los adiestre porque sentí lastima de ellos al verlos viviendo entre la porquería y la inmundicia; se me antojaban seres inferiores. Tuve ganas de enseñarles sobre el “bien” y el “mal”, lo “civilizado” y lo “incivilizado”, la “verdad” y la “mentira”. Yo los hice lo que son.
Estos simios me hacían sentir superior, distinto y tome conciencia de que no era de su misma especie, quizá por eso me veneraban, me hacían altares y templos además de rendirme culto. Fui yo el primero que los colonizo, luego ellos harían lo mismo unos contra los otros
Les enseñe lo que era el ego y el orgullo, como se convirtieron en seres gregarios fue fácil aislarlos en grupos parecidos a las manadas, invente fronteras para las tierras que habitaban y así logré que quisieran diferenciarse de aquellos que no estaban en sus fronteras.
Al fin entendieron lo que era “civilización” y surgieron entonces los Asirios, Babilónicos, Persas, Egipcios, Griegos, Romanos, Franceses, e Ingleses. También los eduque en las artes para que pudieran sentirse creadores de una manera tan irónicamente deliciosa que resultaron bien adoctrinados para definir lo que es “bello” y lo que no. Ese fue el primero de los prejuicios que les metí en la cabeza.
Vinieron entonces las enseñanzas sobre la guerra, así podrían definir un enemigo a conveniencia y ultrajarlo, pisotearlo y conquistarlo, había recordado que mi misión era verlos destruirse y devorarse entre ellos como si fueran chacales, siglo tras siglo.
Esos instintos primitivos que yo mismo les hice olvidad cuando eran simios manipulables son los mismos que acabaron conmigo; el que un día fue su dios.
Jhon es Jhon.....
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