Esta vez he decidido poner a consideracion de ustedes (y especialmente de los añorantes gabrielinos) un articulo del Exmo. Sr. Dr. Dn. Marco Lara Guzman ( personaje que si merece todos esos titulos previo a su nombre, esta vez no exagero) quien fuera connotado profesor del Colegio San Gabriel hasta el año anterior ademas de periodista, historiador , politico y jurisconsulto de elevada trayectoria. Sin mas que decir presento a ustedes este escrito suyo publicado el 20 de marzo:
Publicado el 20/Marzo/2009 00:07
Por Marco Lara Guzman
El asunto está clarísimo. Hay una muy buena cantidad de ecuatorianos que, de ninguna manera, votarán por Correa. Están tan firmes en ello que dicen que votarían por el primero que pase por la esquina del barrio, antes que por el actual presidente. Estos son los que han resuelto votar por el segundito, o sea por el candidato que llegue segundo en la primera vuelta, suponiendo que Correa fuera el primero.Dicho de otra manera, han decidido sufragar por quien tenga mayores probabilidades de llegar a la segunda vuelta electoral, sea el que fuera. Ahora bien, por una bárbara y tonta decisión del Tribunal Supremo Electoral de hace algunos años, continuada por esa cosa medio gelatinosa que se llama Corte Electoral, las encuestas no se podrán publicar sino hasta pocos días antes de los comicios, por lo cual no será sino hasta entonces que la gente pueda conocer quién tiene mayores posibilidades de llegar a la segunda vuelta y, por ende, saber a quien apoyarán.Hasta aquí, todo parece indicar que serán Noboa o Gutiérrez quienes habrán logrado sobresalir por encima de los demás postulantes y probablemente por debajo del economista Correa, quien les lleva varias ventajas.
La primera, obviamente, es estar en el poder, con el manejo de todo lo que eso supone, entre lo que no es nada despreciable aquello de movilizarse de la ceca a la meca, con la parafernalia propia del Gobierno que incluye, por ejemplo, levantar polvaredas antes, en y después de las visitas, aparecer en los medios de comunicación hasta cuando se rasca, capacidad para prometer obras y colocar primeras piedras, inaugurar realizaciones, sancionar a los que juzgue apropiado, repetir lo de los Isaías, y, en general, tomar todas las medidas que los gurús de campaña aconsejen, etc. etc. Tanto se puede hacer desde esas alturas que, a pesar de que habría sido justo, equitativo y hasta decente descender las gradas de Carondelet para ser candidato presidencial, el economista se indignó cuando alguien sugirió esaconveniencia, observada en muchos lugares del mundo e inclusive en nuestro país y en estos días.Para el caso de que se produzca la segunda vuelta, el finalista de oposición tendrá que ingeniárselas para reunir a los partidarios de los otros candidatos derrotados.
A alguien, en este país de inventores, se le ocurrió sostener alguna vez que los votos no son endosables. Eso es un perfecto disparate. ¿Por qué los gutierristas no votarían por Noboa ni los noboístas por Gutiérrez, si tienen entre ceja y ceja, unos y otros, evitar el triunfo de Correa y, además, por qué no harían igual cosa los partidarios de los otros mini?Desde luego que es casi un imposible moral y ontológico encontrar un candidato, incluso propio, al que no le quepan las críticas. En nuestra realidad, en la que censurar es casi un deporte bien aplaudido y extendido, nadie encontrará el candidato perfecto, pero es cuestión de acomodarse a lo menos malo y votar así, tal vez entre sollozos, a lo mejor entre vergüenzas, listo el jabón para posterior y urgente limpieza.
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