Veo en mi cajón de los recuerdos, debo admitir que la mitad de lo que hay ahí es basura (...pero por algo está ahí…). Rebuscando encuentro muchos sobres vacíos, cerca de eso hay algunas propagandas que hablan sobre el “aceite dorado de las buenas noticias”, otros papeles me dan las “28 razones para ser diezmista” o me hacen una invitación para fiestas de jóvenes cristianos. Encuentro más sobres vacios y mientras mi conciencia me reprochaba por no haberlos llenado nunca con algún billete o una moneda al menos, encuentro algo sumamente hermoso: un testamento en el que el testador es ni más ni menos que el mismo Jesucristo…me quedo sin palabras, ya lo había olvidado. Recuerdo todas mis aventuras y desventuras en “Pare de Sufrir”…
Me pregunto: -¿Qué demonios tenía en la cabeza al entrar ahí?… Me respondo: -…ah, sí, esos mismos…esos que me han hecho lo que soy, esos que me han hecho el blasfemo, hereje y pagano que todos queremos y adoramos...-. Según parece los demonios siguen ahí…
Fui con un objetivo académico claro: entender cómo está estructurado y cómo funciona la Iglesia Universal (“Pare de Sufrir”). Más importante, debo admitir, mi objetivo personal: entretenerme…creo haber logrado ambos, lo espero al menos. Y si se me pregunta por mi hipótesis tal vez llegue a no significar mucho, dependerá de quien la lea: allá cada loco con su tema, si ahí es donde encuentra la felicidad…
Realidades que pueden parecernos completamente absurdas responden a una lógica completamente interesante, son el resultado de todo un momento que es el que estamos viviendo. Sale entonces el tema de Teología de la prosperidad, el tema de gente que invierte en Dios, el tema de “Pare de Sufrir”…
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